Boda íntima en el Pirineo – Tábata y Fer
Boda íntima en el Pirineo – Tábata y Fer
Esta boda íntima en el Pirineo fue el último trabajo de 2022. Cuando Tábata y Fernando me contaron por Instagram su propuesta sentí un pellizco instantáneo. La idea era muy clara: ellos dos solos, unos anillos, unos votos y un lugar idílico.
Como no podía ser de otro modo, rápidamente empecé a ver en mi cabeza cómo contar esta preciosa historia de amor con mayúsculas. Desde el punto de la mañana quería documentar todos sus preparativos. Quería ser invisible, estar muy cerca de ellos, pero hacerles vivir esta experiencia irrepetible al máximo y sin intervenir más allá de lo necesario.
Podríamos decir que, Tábata, originaria del otro lado del océano, y Fernando, nacido en la provincia de Alicante, no habían estado nunca en el Pirineo. Una excursión de Fernando hace muchos años era su único bagaje. Además, actualmente residen en Francia, por lo que inmediatamente me volqué con los preparativos de su boda íntima en el Pirineo.
Sin duda, trate de ayudar al máximo a la pareja, proponiéndoles un lugar idílico, ayudándoles con la búsqueda de proveedores y programando el día de una forma óptima. Todo este trabajo de producción previo al gran día nos haría llegar al momento adecuado sin tener que pensar en otra cosa que no fuera vivir el momento.
Tábata eligió para sus preparativos a Miriam Zapata y Javier Esteban, que, como podéis ver en las fotos, hicieron un trabajo maravilloso.
Junto a la pareja, elegimos un lugar espectacular en Hoz de Jaca, una preciosa cabaña de madera en la que se respiraba la pura esencia de la montaña aragonesa. Evidentemente, este era el mejor marco para los preparativos de su boda íntima en el Pirineo.
Para ser sincero, debo reconocer que como hombre del tiempo no tengo mucho futuro, jaja. Cuando hablé con Tábata y Fernando les conté que era difícil que el día de la sesión tuviéramos nieve en abundancia. Eran los primeros días de diciembre y, por aquel entonces, apenas habían caído cuatro copos.
Como podéis suponer, cuando llegó el puente de la Constitución calló una preciosa nevada que nos dejó más de 20 cm de nieve en cotas importantes. Casi nada con mi predicción… jaja. A decir verdad, esta nieve dificultó un poco toda la logística y otros aspectos de esta boda íntima en el Pirineo, pero nada que no pudiéramos superar con muchas ganas y cariño.
Una vez que Miriam y Javier terminaron con su trabajo nos dirigimos al Parking de Lacuniacha. En su momento planteé a Tábata y Fernando caminar hasta el Ibón de Piedrafita para que allí, rodeados de picos milenarios se leyeran sus votos y se intercambiasen los anillos. Ahora parecía una locura, pero era su sueño y no podíamos fallar.
Afortunadamente, aunque con cierta dificultad, pudimos llegar hasta el mismo Ibón. La dificultad del camino con los trajes y todo el material quedó borrada de un plumazo cuando atisbamos el Ibón totalmente helado y rodeado de nieve. Había costado, pero una vez allí Tábata y Fernando supieron de lo mágico que iba a ser ese momento.
Tal y como había planteado, no dude en dejar que la pareja disfrutase cada momento sin decir ni una sola palabra, dejando que cada instante fuera único e irrepetible. La emoción de cada segundo hizo brotaran algunas preciosas lágrimas.
Tras leerse los votos e intercambiarse los anillos, hicimos el descenso del Ibón mientras íbamos haciendo un pequeño reportaje de pareja.
Sinceramente, no se me ocurre una manera más bonita de terminar 2022. Una boda íntima en el Pirineo fue el broche perfecto para un año que jamás olvidaré. Como no, hoy quiero dar las gracias a Tábata y Fernando por su cariño y por contar conmigo para su preciosa locura. ¡Sois geniales! Gracias también a Miriam y Javier por su trabajo y amabilidad. ¡Sois unos cracks!
Al resto, gracias por leer la entrada. ¡Espero que os gusten las fotos!