Postboda en el Pirineo - Laura y Héctor
Y es que, sin duda, al Alto Aragón es muy especial para todo aquel que ama las montañas y ha sentido la magia del Pirineo. Son miles las parejas que han disfrutado de escapadas, vacaciones o excursiones de un día en la joya oscense.
Por eso mismo, cuando llega el momento de elegir un enclave no dudan a la hora de hacer su Postboda en el Pirineo. Desde los valles más cercanos a Cataluña hasta el Valle de Hecho o la Selva de Oza, pasando por el Valle del Aragón, son decenas las Postbodas las que he hecho aquí con escenarios muy dispares.
Ibones, cascadas, selvas o pueblos con encanto, todos son perfectos para una sesión de este tipo.
Laura y Héctor eligieron para su Postboda en el Pirineo el Valle de Tena. Por cercanía, muchas personas de Zaragoza eligen uno de los lugares más populares de la zona. Concretamente, con ellos elegimos el Balneario de Panticosa como punto de partida.
En este caso, por la fecha en la que realizamos la sesión, encontramos el sitio descubierto de nieve y con unos colores alucinantes. Siempre digo que cada estación tiene su magia para ser fotografiada y, en este caso, el Pirineo se presentó con esos verdes y azules que tanto enamoran.
En la zona del Balneario dimos un pequeño paseo, haciendo hincapié en retratar todo el entorno, además de reflejar el enorme cariño que se tienen Laura y Héctor.
Al elegir un día entre semana para hacer su Postboda en el Pirineo, la pareja evitó encontrase mucha gente a lo largo de la sesión. Esto es importante para muchas personas, ya que evitan la posible sensación de vergüenza y consiguen concentrase en disfrutar.
Una vez que concluyó nuestro paseo por el Balneario nos dirigimos a Tramacastilla de Tena. Siempre que programo una Postboda en el Pirineo me gusta encontrar diferentes y muy variados fondos. Por ejemplo, en el Balneario habíamos tenido naturaleza, mientras que en este pequeño pueblo íbamos a tener opciones muy diferentes.
En Tramacastilla pudimos jugar con sombras, luces, perspectivas… en definitiva, apostar por imágenes más creativas y artísticas. Esta variedad es fundamental para mí y, considero, enriquece cualquier trabajo.
Una vez que dimos por finalizado el paseo por Tramactilla, con un pequeño café y una buena charla en medio, nos dirigimos a la parte más alta del valle. Concretamente, nos dirigimos hacia las pistas de ski.
Del mismo modo que en cada Postboda en el Pirineo elijo una zona verde y otra más urbana, para el punto final siempre propongo lugares elevados. Buscar los últimos rayos de luz en la parte más alta nos da una perspectiva muy bucólica y completa de lo que significa el Pirineo oscense.
En este caso, a pesar de que el atardecer no fue del todo perfecto, Laura y Héctor sí disfrutaron de unas vistas únicas y un final de sesión divertido en el que bailaron, saltaron y se rieron de lo lindo. Fue, indudablemente, un día completo.
Hasta aquí el repaso a esta sesión de Postboda en el Pirineo. Gracias en primer Lugar a Laura y Héctor por todo su cariño y amabilidad en todo este tiempo. ¡Ha sido genial estar a vuestro lado!
Al resto, gracias por leer la entrada. Espero que os gusten las fotos!