Preboda en Daroca y la Laguna de Gallocanta
¡Hola!
Hoy queremos presentaros una preboda un tanto diferente. ¡Estrenamos localización!
Con el verano llamando intensamente a las puertas, Raiza y Gustavo nos llevaron hasta la comarca Campo de Daroca para realizar esta precisa sesión previa a su gran día. Ellos eligieron este maravilloso pueblo aragonés por sus calles, sus rincones y su marcada historia. Además, como postre, decidieron presenciar un atardecer de película en uno de los enclaves naturales más magníficos de Aragón: la Laguna de Gallocanta.
Si algo bueno tiene la primavera es la longitud de sus días. A media tarde llegamos a Daroca y éramos recibidos por una luz todavía muy potente que nos invitaba a buscar rincones protegidos del sol. Teníamos muchas horas por delante, de modo que, con mucha tranquilidad, fuimos paseando perezosamente por el pueblo. Las calles estrechas y llenas de historia eran testigo del cariño que se tienen Raiza y Gustavo, mientras los más despistados miraban sin entender muy bien lo que estaba sucediendo.
La luz reflejada en algunas paredes, juegos de sol y sombra e incluso algunos contraluces eran los protagonistas en estos primeros compases de la preboda.
Para cualquier fotógrafo, o al menos esa es mi opinión, llegar a lugares en los que jamás has realizado una sesión fotográfica es un reto apasionante. Esto hace que la imaginación tenga que estar alerta, que todo sea nuevo y que se abra ante nosotros un lienzo absolutamente en blanco. Daroca no defraudó en absoluto, y nos marchamos del pueblo con la sensación de poder haber seguido haciendo fotos diferentes durante mucho más rato… pero nos esperaba la Laguna de Gallocanta.
Tras un breve traslado llegamos a este mágico rincón poblado por una asombrosa cantidad de aves. A pesar de ser inmediatamente asaltado por decenas de mosquitos (¡nos fuimos de allí con una buena dosis de picotazos¡) nos dispusimos con muchas expectativas a vivir el final de la sesión. La luz empezaba a desprender ese halo cálido del atardecer y los colores estaban adquiriendo el tono anaranjado que hechiza a todo amante de la fotografía.
Aquí Raiza y Gustavo dieron, si cabe, más rienda suelta a su cariño y se mostraron más desinhibidos frente a la cámara. Las fotos un tanto más dirigidas del principio daban paso a momentos en los que la pareja se olvidaba de nuestra presencia, y simplemente se dedicaba a pasear entre campos y flores.
La magia llegó a la preboda cuando el sol se colocó en el punto dulce. Los novios se empaparon de la increíble atmósfera que flotaba en el ambiente y a nosotros solo nos quedaba ser testigos de excepción.
Unas últimas tomas desde una parte alta nos servían para devolver a la pareja a la realidad y regresar a Zaragoza. La tarde había sido perfecta.
¡Muchas gracias a Raiza y Gustavo por esta increíble tarde! Sin duda, esta preboda cumplió sobradamente con su cometido y pudimos conocer mejor a esta genial pareja antes de su gran día. ¡Pero esa será otra historia que muy pronto os contaremos en el blog! De momento, os dejamos con las fotos del reportaje. Esperamos que os guste. ¡Gracias por comentar o compartir!
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