Boda en Ligüerre de Cinca, Huesca
Fotografiar una boda en Ligüerre de Cinca es siempre una auténtica gozada. Este enclave a las puertas del Pirineo aragonés se ha convertido en uno de los mejores lugares de España para celebrar una boda.
Son muchos los motivos que hacen muy especial una boda en Ligüerre de Cinca. En el caso de hoy, Marina y Etienne eligieron este lugar por su belleza, su comodidad y el enorme número de posibilidades que ofrece.
Pero, además, en este caso, Ligüerre de Cinca era el punto intermedio entre los dos lugares de origen de la pareja. Así pues, estábamos ante una ubicación perfecta para un evento con personas venidas de diferentes comunidades y países.
Como es habitual en una boda en Ligüerre de Cinca, el fin de semana comenzó el mismo viernes con la barbacoa de bienvenida. Marina y Etienne fueron recibiendo a sus invitados durante las primeras horas de la tarde, mientras que todo el staff del resort trabajaba en preparar todo lo necesario.
Como no podía ser de otro modo, mi trabajo como fotógrafo de bodas comenzó el mismo día de la barbacoa. Por las características del lugar, cubrir una boda en Ligüerre de Cinca desde el punto de vista documental es siempre más sencillo y reconfortante.
Así pues, tras llegar a Ligüerre y asentarme en la habitación, salí dispuesto a empaparme del ambiente del lugar, respirar ese aroma a Pirineo y entrar poco a poco en acción. Con la llegada de los invitados comenzó mi trabajo y fui capturando los primeros abrazos, besos y saludos.
Además, la pareja aprovechó las últimas horas de sol para hacer una breve pero preciosa sesión de Preboda entre viñedos, montañas y las calles empedradas del pueblo. Con todo listo, comenzó la fiesta de bienvenida que se prolongó hasta el filo de la media noche.
A la mañana siguiente el sol hizo rápido acto de presencia y, a pesar del lógico frescor de una mañana de septiembre, todo indicaba que íbamos a tener un día radiante. Y así fue durante toda la jornada. Septiembre es siempre uno de los meses preferidos por muchas parejas, y días como este confirman la buena decisión de optar por este mes.
Tras documentar los primeros compases del desayuno y dejar constancia fotográfica de alguna llegada más de invitados, marché hasta la pequeña ermita de Bruix para chequear el lugar de la ceremonia.
Como en cada boda en Ligüerre de Cinca, las parejas pueden optar por celebrar una ceremonia civil en el propio recinto o bien una ceremonia religiosa en la preciosa ermita románica de Bruix. En este caso, Marina y Etienne optaron por la segunda opción.
Tras visitar dicha ermita regresé al resort para realizar un pequeño almuerzo y dar el pistoletazo de salida a la boda propiamente dicha. Sobre las tres de la tarde comenzó el ritual de los preparativos.
En este caso, Aitziber fue mi compañera de trabajo, y juntos nos distribuimos para documentar cada momento del “getting ready” sin perdernos ni un minuto. Como es habitual, entre brindis, nervios y buen humor transcurrieron estos primeros compases del a boda en Ligüerre de Cinca.
En poco más de dos horas la pareja completó sus preparativos y la boda se trasladó al recinto religioso. Aunque de dimensiones reducidas, este templo románico conserva toda la esencia de este tipo de construcciones y es un marco inigualable para un enlace.
Tras el “Sí quiero”, Marina y Etienne, junto a todos sus invitados, regresaron a Ligüerre para continuar con el curso de la boda. De nuevo, como sucedió el día anterior, aprovechamos la puesta de sol para hacer una pequeña sesión de fotos, en este caso con sus trajes de boda.
Llegado el ecuador de esta boda en Ligüerre de Cinca, todos los nervios se habían disipado y ya solo quedaba disfrutar de la gran fiesta. En esta ocasión, aprovechamos el cóctel para hacer unas cuantas fotos con los invitados, que ya disfrutaban de todos los platos que el staff de Ligüerre había elaborado para la ocasión.
Tras un banquete lleno de muchas risas, juegos y sorpresas, la fiesta se trasladó de nuevo a la zona en la que se había celebrado el cóctel para comenzar la barra libre. Marina y Etienne hicieron su baile nupcial y se desató la fiesta.
Como es habitual, a la hora de baile recogimos nuestros equipos y dimos por finalizada nuestra labor como fotógrafos de boda.
Hoy quiero dar las gracias a Marina y Etienne por el gran trato que nos dieron durante su boda en Ligüerre de Cinca. Gracias también a sus familiares y amigos por su amabilidad, y gracias también, como no, a todo el personal de Ligüerre por sus facilidades y atenciones. ¡Esperamos veros de nuevo muy pronto!
Al resto, gracias por leer esta entrada. ¡Esperamos que os gusten las fotos!
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