La postboda de Eva y Luis
Hay ocasiones en las que el destino juega malas pasadas. A estas alturas no hace falta hablar de todo lo que significó la pandemia de Covid para la humanidad y, concretamente, para todas las parejas que programaron su boda para 2020. Ese fue el caso de Eva y Luis, una pareja increíble que hoy traigo hasta al blog para presentaros su postboda.
Sin duda, esta es una de esas parejas con las que la conexión es inmediata. Tal es así, que a los 15 minutos de nuestra primera conversación caímos en la cuenta de que yo había cursado toda la EGB junto al hermano de Luis. Cuando digo que Zaragoza no es tan grande lo digo por algo. Bromas aparte, y la margen de esa anécdota, todo fluyó de maravilla en nuestra primera reunión.
Boda pospuesta
Pero ya sabemos lo caprichoso que es el destino. Cuando Eva y Luis tuvieron que reubicar su boda tratamos por todos los medios de cuadrar las agendas para poder seguir siendo los fotógrafos de su boda. Si 2020 fue complicado, el calendario de 2021 lo fue más. Con todo mi pesar y la pena de Eva y Luis, finalmente, no pude cubrir su gran día al tener la fecha ocupada.
Con esa espinita clavada, ambas partes acordamos hacer una sesión de Postboda para quitarnos el mal sabor de boca de no haber compartido su gran día. Soy un absoluto convencido de que hay que ver el vaso siempre medio lleno, y sabía que esta sesión con ellos iba a ser realmente especial y divertida.
Rumbo al Moncayo.
Una de las cosas que Eva y Luis tenían muy clara desde el principio era que querían una Postboda variada y diferente. Por lo demás, les era totalmente indiferente el sitio. Cuando una pareja confía en mí de este modo y deja en mis manos la decisión de elegir destino trato de encontrar algo realmente especial y único. Con el mapa en la pantalla de la Tablet y descartando sitios ya visitados, les propuse viajar hasta la cara del Moncayo ubicada en Soria y, seguramente, menos frecuentada por la gente de Zaragoza.
Tal y como decía en el párrafo anterior, ellos querían variedad a la hora de elegir fondos. Por eso mismo, tracé una ruta que incluía una primera parte más verde, centrada en la naturaleza. A continuación, elegí un segundo sitio pensado para jugar con las formas y la luz en un molino de viento y un tercer punto (una estación de tren abandonada) donde dejar fluir la creatividad. Esa libertad creativa hizo que lográsemos imágenes realmente especiales y distintas.
Al anochecer
Como última ubicación, nos dejamos llevar por la inercia hasta las mismas faldas del Moncayo. El frío ya era importante y Eva se colocó una chaqueta de cuero rojo que le dio otro toque a las fotos y un toque más personal. De un campo de girasoles nos movimos hasta un espacio más abierto en el que poder presenciar la puesta de sol en todo su esplendor y poner, definitivamente, el broche a la Postboda.
Hoy quiero dar especialmente las gracias a Eva y Luis. Fue una verdadera pena no poder acompañaros en vuestra boda, pero sentí mucha alegría al poder hacer esta postboda con vosotros. Gracias también por vuestra confianza y disposición para todas las locuras. ¡Sois geniales!
Galería de imágenes
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